La luna se escondió por fin, iniciando el doloroso proceso de transformación de lobo a hombre, retomando la conciencia, sintiendo el dolor psicológico de enterarse de lo ocurrido esa noche cuando una vez más, como ocurre todos los meses bajo el dominio del astro plateado.
Ama a la mujer que le espera en algún lugar del castillo. La enfermera le ha encerrado a pasar por esa tortura que le ocasiona su maldición allí, en la Casa de los Gritos. Pero él tiene muchísimo miedo de lastimar a la dueña de su corazón de cualquier manera.
No se lo ha dicho aún, no le ha explicado el monstruo en que se convierte una vez al mes, por eso sufre cuando ella insiste con firmeza en que lo ama y no se alejará de él a cada intento suyo de alejarla. Eso le llena de alegría y de miedo, de mucho miedo.
-Remus. Mi amor. Por favor no te alejes de mí. – le pide Melanie al verlo retroceder cuando ella se acerca a a revisarle y curarle las heridas que se ha hecho esa noche, al verlo llegar a la Sala Común, donde le ha esperado oculta en las sombras que genera la chimenea apagada por el calor del verano agonizante y los escasos rayos del Sol que empiezan apenas a asomarse. – Te amo.
-¡Melanie! ¿Qué haces aquí?
-Esperando por ti, el chico al que amo.
-Dame mas tiempo, lo necesito. Por favor Melanie, yo también te amo, pero… Dame tiempo, te lo suplico.
-Te daré todo el tiempo que quieras para que hablemos de una relación, que es a lo que le huyes, pero permíteme curarte en este momento.
Remus asintió.
Esa noche ninguno de los chicos le había podido acompañar, castigados James y Sirius, demasiado asustado Peter para acompañarle pues bajo su forma animaga no podía controlarle, así que le había tocado permanecer bajo encierro. Al regresar al colegio ha conseguido a la enfermera dormida, agotada luego de atender a los odiosos Slytherins que intentaron ensayar «nuevas bromas» (en realidad maldiciones muy peligrosas) sobre sus compañeros, que se vieron obligados a defenderse, siendo castigados todos debido a sus expedientes, sólo que él por esa noche era castigado por la dama de plata, así que se les uniría después.
Por eso había llegado herido a la Sala Común. Ese era el motivo para que fuese ella quien le curase, lo cual agradecía de todo corazón. La enfermera le apreciaba pero el cariño con que estaba siendo tratado era inimitable. Sólo ella, su Melanie, podía ponerle tanta dulzura y amor a curarle. Deseaba tanto sincerarse con ella. Estaba casi seguro no sólo que no lo rechazaría sino que podrían juntos crear una nueva vida, pero… tenía muchísimo miedo. Sus ojos color caramelo se quedaron fijos en ella, diciéndole sin palabras lo que estaba en su mente: «Si tan solo pudiera decirte la verdad, todo sería diferente.»
Una historia que nos muestra como confesar nuestros sentimientos.
Una apuesta entre tres.
Mis amigas, tus amigos.
Preocupados y castigados.
Mi peor castigo: Tú.
El acosador de Hogwarts.
Mi salvador.
Un dolor y un beso.
Negación.
Vuelvo a ser yo.
Confesiones en rojo y negro.
Heridas en luna llena.
Reclamos y conquistas.
Noche de gala en la mansión Potter.
A escondidas.
El verdadero James Potter.
No despiertes al dragón dormido.
Estaré a tu lado siempre.
Confesiones de última hora.
Todas las imágenes publicadas son propiedad de Ayne Greensleeves. Todos los personajes son propiedad de J K Rowling. Salvos algunas excepciones.
Escrito por Drumy 
ginevraweasleypotterblack.wordpress.com 